El armario sufre dos revisiones al año: en los cambios de temporada, aprovechando el cambio de armario. Intento mantener la ropa que me sienta bien, que necesito para trabajar o que me gusta. Ahora he dado un paso más: vamos a tener solo la ropa suficiente, ni una más ocupando espacio.
Como la idea de comprar por comprar nunca me ha atraído, y llevando una vida más minimalista no es necesario tener nada de más, no suele entrar mucha ropa en casa. Así que la labor de revisar el armario bajo esta nueva perspectiva pensé que no tendría mucho resultado.
Pero los armarios son esos lugares en los que las gratificaciones son más inmediatas: siempre están sobrecargados de ropas y complementos y es fácil llevar a cabo una limpieza que se "note" de modo inmediato.
Un repaso con mi nueva "vara de medir" hizo el resto: ¿realmente necesito tantos cinturones, muchos de los cuales no me pongo desde hace años? ¿Por qué conservo estos jerséis y esta camisa, si cuando me la pongo es "por obligación"?
No me gusta ser radical en nada, pero hace poco descubrí el Proyecto 333, en el que, aprovechando la temporada veraniega, se propone utilizar 33 prendas durante 3 meses (excepto pijama y ropa interior). Por supuesto, se puede vivir con 33 prendas, pero nos hemos habituado a utilizar más, y parece que nos cuesta deshacernos del resto. Se trata de vivir mejor, con menos. Yo, al menos en invierno, no pretendo acceder al reto, pero me sirvió de idea y de base para pensar en las prendas que tenía y hacer la criba de un modo más racional.
Como me ocurrió en la cocina, he dejado algunas prendas en cuarentena. Creo que en pocos días saldrán del armario para no regresar.
jueves, 19 de febrero de 2015
martes, 17 de febrero de 2015
Iniciando el camino: ¿por dónde empiezo?
Nos movemos por impulsos. Por este motivo, siempre comenzamos las tareas deprisa y con mucha energía y, cuando estamos a medio camino, las dejamos para otro día. O para nunca acabarlas. Una de las reglas que siempre hemos destacado es la de que las tareas se planifiquen y se hagan poco a poco, en lugar de dedicarles muchas horas en un solo día.
Con esta máxima y el objetivo de comenzar el camino por algún lugar que reportara una gratificación rápida o casi inmediata (detalle muy importante si queremos que el resto de la actividad se siga realizando posteriormente), me dirigí a la cocina, el lugar que debía destrastear antes de cualquier cambio significativo.
Joshua y Ryan, los Minimalistas, de los que te hablé en esta entrada, iniciaron su camino en 2009. Joshua había comenzado tras conocer a otro minimalista y animó a Ryan a que ambos simplificasen su vida y la documentasen en su blog durante 21 días. Ya en esta entrada te comenté la importancia de las rutinas y de dedicar al menos 21 días para que un nuevo hábito en tu vida se convierta en lo habitual.
Resumiendo su historia, aunque la puedes leer en el enlace anterior de su blog, Ryan primero hizo la labor de destrastear (tal y como explico en esta entrada), y después empaquetó y tapó todas sus pertenencias. Una a una. El objetivo es determinar qué objetos eran realmente los necesarios en su vida. Cada día, destapaba los objetos que necesitaba usar: los de higiene, limpieza, la ropa que se iba a poner... incluso los muebles, y pasado un tiempo que había establecido, lo que no hubiese utilizado lo eliminó. De este modo solo tendría lo que realmente fuera necesario.
Drástico o no (que cada uno lo valore según su criterio), fueron sus inicios. Con esta idea en mente hice una labor de eliminación de cosas superfluas en mi cocina. No era mi pretensión tapar o cubrir mi casa, así que lo mejor era ser estricta con el proceso. Lo primero: vajilla y vasos. ¿Utilizamos todos los que tenemos? Si vivimos dos personas en casa, y en contadas ocasiones somos cuatro, ¿para qué quiero entre 6 y 10 platos y vasos de cada tipo, hasta una cantidad que no quiero ni contar? Si además los lavas siempre después de cada comida, estarán preparados para ser usados de nuevo: es un sinsentido tener por tener.
¿Utilizo este aparato?¿Necesito estas cucharillas de medir? Todo pasó por el filtro habitual cuando nos deshacemos de aquello que no es necesario, pero aplicando una vara de medir más alta. En una hora, los armarios estaban más ligeros. Di una tregua a algunos objetos, manteniéndolos en cuarentena de un mes. Si en ese tiempo no me han hecho falta, saldrán de casa. Muchas de las cosas han sido regaladas o donadas, las inútiles han ido al contenedor.
Ha sido un primer paso, pero soy consciente de que algunas cosas tienen aún la duda rondando sobre ellas. Volveré :)
domingo, 15 de febrero de 2015
Abrazando el minimalismo
Destrastear, eliminar lo innecesario, organizar, vida saludable, felicidad... todo va de la mano y cumple una función importante en nuestras vidas: tener tiempo, de calidad, para dedicarlo a nuestras aficiones, familias y aquellas cosas que más nos importan.
Tengo intención de renovar la cocina de mi vivienda en los próximos meses y este hecho me hizo buscar opciones más minimalistas y que me permitieran tener solo lo necesario en un espacio que disfruto cada día.
Y buscando.... encontré a Joshua y Ryan, los Minimalistas. Con ellos descubrí un estilo de vida que, en muchas ocasiones, se ha plasmado también en Casa Perfecta.

El minimalismo, un estilo de vida que no solo está creciendo en EE.UU. sino también en otras partes del mundo, permite cuestionarse qué tienes, qué aporta de verdad valor a tu vida. Al eliminar lo superficial, lo que no aporta valor, los "trastos", dejamos sitio para aquello que de verdad importa: la salud, el desarrollo personal, las relaciones, el voluntariado...
Si has seguido Casa Perfecta hasta aquí, muchos de los conceptos no te serán ajenos. En enero inicié mi camino. ¿Me acompañas?
lunes, 13 de mayo de 2013
Tender sin dejar marcas en la ropa
Uno de los principales problemas que nos encontramos al tender la ropa es cómo colocar las pinzas para que no dejen marcas. Porque luego, estas marcas, son difíciles de quitar en la ropa e incluso, a veces, dejan brillos.
Hace unos meses contactó conmigo el equipo de Pinpers para que probase su producto. Emprendedores españoles que, en plena crisis, han lanzado al mercado unas pinzas diferentes a lo que puedes encontrar en el mercado. Más que diferentes.... con más funciones.
Cuando estos jóvenes emprendedores pusieron en marcha Pinpers, buscaban cubrir una demanda del mercado que no tenía respuesta y mejorar la forma en la que tendemos nuestra ropa.
Según el departamento de comunicación de esta empresa, las pinzas proporcionan cuidado al tender sin dejar marcas, son ecológicas porque ahorraremos a largo plazo por el menor uso de la plancha, aportan seguridad (nuestra ropa no se caerá del tendedero), son ergonómicas y aprovechan mejor el espacio (en una pinza puedes colgar varias prendas), y están realizadas con una gran calidad.
Se trata de pinzas especiales para el tendido de pantalones desde sus trabillas, vestidos y camisetas de tirantes, biquinis, ropa interior, calzado y todas aquellas prendas que dispongan de cintas, trabillas o lazos en su interior, como faldas, vestidos, ropas de bebé, etc.
Las pinzas Pinpers se pueden adquirir en diferentes puntos de venta físicos de la zona de Levante o bien en su tienda online. Su precio oscila entre 2 y 2,50 euros dependiendo del comercio, y si la compra es online, te costará 1,85 euros más los gastos de envío, que se sitúan entre 3,90 y 9,50 euros dependiendo de la provincia y el lugar de entrega.
Como empresa recién nacida en pleno mundo digital, Pinpers está activa en Facebook, Twitter, Google+, Vimeo y Youtube, donde puedes acudir para conocer más sobre ellos.
Nuestros Pros: al principio fuimos muy reticentes con estas nuevas pinzas. En invierno nos limitaban a colgar pantalones con trabillas y algunas prendas interiores. Pero se han convertido en imprescindibles en nuestra colada. Ahorran espacio en el tendedero, sin duda. También evita las incómodas marcas en las prendas, objetivo para el que fueron creadas. Y cuando no tienes prendas con trabillas, cintas, o algo de lo que colgarlas, siempre las puedes usar como pinzas normales. No. No se caen del tendedero. De hecho, consideramos que las prendas están mucho más seguras.
Nuestros Contras: la reducida red de distribución del producto hace que la mayoría de potenciales clientes deban comprar el producto online. Si bien no consideramos que esto sea un inconveniente a nivel general (al contrario, es una forma de abrir mercado!), sí restringe la posible compra a personas que aún no tengan confianza en el ecommerce. Por otro lado, también probamos la resistencia del gancho para ver si tenía capacidad de apertura para trabillas anchas o rígidas y descubrimos que, si fuerzas el gancho, se rompe. Debemos indicar, eso sí, que con un uso correcto, las pinzas se mantienen perfectas. Su precio es elevado comprado con los paquetes de pinzas habituales (entre 1,10 y 1,50 euros las 24 unidades).
En definitiva: si quieres probar unas pinzas nuevas que te ayuden más en tu labor de tender la ropa, y no tienes reticencias a la compra online, comprar Pinpers es una buena elección. Su precio no es apto para tiempos de crisis, pero su diseño original hace que al menos tener un paquete en casa merezca la pena.
Hace unos meses contactó conmigo el equipo de Pinpers para que probase su producto. Emprendedores españoles que, en plena crisis, han lanzado al mercado unas pinzas diferentes a lo que puedes encontrar en el mercado. Más que diferentes.... con más funciones.
Pinpers son estas pinzas que ves a continuación. Un paquete de diez pinzas de plástico blanco traslúcido, y en cuyo extremo tiene un gancho.
Cuando estos jóvenes emprendedores pusieron en marcha Pinpers, buscaban cubrir una demanda del mercado que no tenía respuesta y mejorar la forma en la que tendemos nuestra ropa.
Según el departamento de comunicación de esta empresa, las pinzas proporcionan cuidado al tender sin dejar marcas, son ecológicas porque ahorraremos a largo plazo por el menor uso de la plancha, aportan seguridad (nuestra ropa no se caerá del tendedero), son ergonómicas y aprovechan mejor el espacio (en una pinza puedes colgar varias prendas), y están realizadas con una gran calidad.
Se trata de pinzas especiales para el tendido de pantalones desde sus trabillas, vestidos y camisetas de tirantes, biquinis, ropa interior, calzado y todas aquellas prendas que dispongan de cintas, trabillas o lazos en su interior, como faldas, vestidos, ropas de bebé, etc.
Las pinzas Pinpers se pueden adquirir en diferentes puntos de venta físicos de la zona de Levante o bien en su tienda online. Su precio oscila entre 2 y 2,50 euros dependiendo del comercio, y si la compra es online, te costará 1,85 euros más los gastos de envío, que se sitúan entre 3,90 y 9,50 euros dependiendo de la provincia y el lugar de entrega.
Como empresa recién nacida en pleno mundo digital, Pinpers está activa en Facebook, Twitter, Google+, Vimeo y Youtube, donde puedes acudir para conocer más sobre ellos.
Nuestros Pros: al principio fuimos muy reticentes con estas nuevas pinzas. En invierno nos limitaban a colgar pantalones con trabillas y algunas prendas interiores. Pero se han convertido en imprescindibles en nuestra colada. Ahorran espacio en el tendedero, sin duda. También evita las incómodas marcas en las prendas, objetivo para el que fueron creadas. Y cuando no tienes prendas con trabillas, cintas, o algo de lo que colgarlas, siempre las puedes usar como pinzas normales. No. No se caen del tendedero. De hecho, consideramos que las prendas están mucho más seguras.
Nuestros Contras: la reducida red de distribución del producto hace que la mayoría de potenciales clientes deban comprar el producto online. Si bien no consideramos que esto sea un inconveniente a nivel general (al contrario, es una forma de abrir mercado!), sí restringe la posible compra a personas que aún no tengan confianza en el ecommerce. Por otro lado, también probamos la resistencia del gancho para ver si tenía capacidad de apertura para trabillas anchas o rígidas y descubrimos que, si fuerzas el gancho, se rompe. Debemos indicar, eso sí, que con un uso correcto, las pinzas se mantienen perfectas. Su precio es elevado comprado con los paquetes de pinzas habituales (entre 1,10 y 1,50 euros las 24 unidades).
En definitiva: si quieres probar unas pinzas nuevas que te ayuden más en tu labor de tender la ropa, y no tienes reticencias a la compra online, comprar Pinpers es una buena elección. Su precio no es apto para tiempos de crisis, pero su diseño original hace que al menos tener un paquete en casa merezca la pena.
viernes, 26 de octubre de 2012
Nuestro blog hermano ya tiene Facebook!
En primer lugar, quiero agradeceros que sigáis visitando Casa Perfecta.
Gracias a vosotros, también estoy viendo crecer a su "hermano" pequeño, Cáscara de Papel, donde puedes encontrar regalos únicos, exclusivos y personalizados hechos con papel que hacemos a tu gusto o al del destinatario.
Ahora, Cáscara de Papel ha nacido en Facebook y me gustaría que te hicieras fan. ¿Por qué? Porque estarás al tanto de cómo hacer regalos sencillos por tí misma, te contamos cuándo hacemos talleres para que aprendas a hacer scrapbooking, te enseñaremos formas de organizar material de manualidades y dentro de poco tendremos concursos en los que podrás participar sólo si eres fan. ¿Te animas?
¡Hazte Fan ahora!
Gracias a vosotros, también estoy viendo crecer a su "hermano" pequeño, Cáscara de Papel, donde puedes encontrar regalos únicos, exclusivos y personalizados hechos con papel que hacemos a tu gusto o al del destinatario.

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martes, 31 de julio de 2012
Antes y después: mi espacio de trabajo
En un post anterior hablamos de la importancia de tener un espacio de trabajo ordenado. Como ejemplo, enseñaba mi habitual espacio de creación para los trabajos de Cáscara de Papel con esta foto:
Este suele ser su aspecto cuando he acabado un proyecto y he recogido el material utilizado. Dejo sobre la mesa el tapete de corte y algunos productos de uso habitual.
Antes de irme de vacaciones este año tuve varios proyectos abiertos a la vez, así que cuando terminé me encontré con este desastre por ordenar:
No sólo la mesa estaba llena de cosas. Utilizaba una estantería negra en la que caben muchísimos objetos y que me permitía tenerlo todo al alcance de la mano. Cuando la puse, sabía que sería un recurso temporal. No me gustan los objetos a la vista, porque dan la sensación de desorden, y al que nunca puse cajas cerradas porque aunque mejoran el aspecto, para mi es más complicado encontrar los objetos en grandes contenedores. Pero si además se une a varias jornadas intensas de trabajo y olvidar la regla de colocar cada objeto en su lugar..... sucede esto:
Así que había llegado el momento de cambiar esta estantería por otro mueble más útil y adaptado a mi estilo de trabajo. Dediqué varios días a tomar medidas y planificar lo que quería guardar. Este pequeño espacio está en mi dormitorio. Eso significa que además debo colocar muebles que ocupen poco y no destaquen respecto al resto del dormitorio (en las fotos verás un mueble en color madera que también cambiaré en unos días....).
Hasta aquí, el Antes. He tomado algunas fotos del Durante, para que veas que he necesitado tiempo y espacio para recolocar todos los objetos. Uno de mis mayores retos ha sido poder guardar casi todos los objetos en en nuevo mueble.
Algunos objetos sobre la cama y el escritorio, mientras lo sacaba todo de la antigua estantería.
El nuevo mueble (el blanco de cajones) ya montado y listo para empezar a llenarlo. Tuve que poner los dos en paralelo durante varias horas para dejar espacio en la habitación y hacer el trasvase de materiales.
Por fin, reto conseguido!! En esta foto puedes ver cómo queda la cajonera y cómo he despejado la mesa por completo respecto a la imagen que tenía habitualmente. Ahora cuento con más espacio para trabajar cómoda.
Una imagen desde la puerta de la habitación (el mueble de fondo será sustituido :) )
Te apetece ver cómo ha quedado organizado el material? Primero una imagen del exterior
Aquí, algunos regalos que me han hecho mis amigas del hilo Técnicas de Scrapbooking de Facilísimo este verano, y que decoran la zona superior del mueble.
La cajonera tiene cinco cajones estrechos y cuatro cajones anchos, de arriba a abajo. Verás que muchos objetos están ordenados en cajas. Eso me permite sacar la caja que necesito para trabajar con ella y volverla a guardar de modo organizado y rápido. Para mi es más sencillo trabajar con cajas pequeñas que puedo mover de un lado a otro que tener que buscar en grandes contenedores un único objeto.
El primero de los cajones es el más vacío -por el momento- y sólo guarda una carpeta con troqueles.
En el segundo cajón: una caja blanca y naranja con cartulinas de colores embosadas. Una cajita con Stickles, otra cajita con algunas pequeñas herramientas, y las tintas con sus almohadillas.
Tercer cajón. Aquí guardo los elementos decorativos como botones, lazos, doolings, piedras brillantes (en la caja que está a la derecha), etc. Poco a poco sustituiré los botes por otro tipo de recipientes, según vaya necesitando sitio.
Cuarto cajón. En los pequeños envases del fondo guardo los charms, brads, cascabeles, etc. En la caja de colores del fondo están los elementos de embossing, en la blanca está la crop-a-dile y los eyelets.
En el último cajón estrecho, y que queda al alcance de la mano, tengo las toallitas, algunos sellos de madera y los pegamentos.
En el primer cajón ancho he guardado mis troqueladoras, algunos pegamentos más altos, y un par de botes de pintura acrílica que seguramente cambie de lugar.... La caja negra es de tela y plegable. Así si en algún momento crece la adquisición de troqueladoras y decido sacarlas de la caja negra para ocupar todo el cajón, puedo doblarla y almacenarla sin que apenas ocupe espacio.
El segundo cajón ancho guarda las flores y los pads pequeños de papeles de scrapbooking. Entre mis próximos planes está organizar las flores y no sólo que estén todas juntas.
En el penúltimo cajón guardo mi primera caja alterada donde están todas las cintas y encajes. A su lado, una caja de madera con stickers, esquineros, pegatinas, etc.
El último cajón por el momento, está reservado a objetos de poco uso. Algunos materiales de oficina, la caja de cintas que acabo de vaciar y que me encanta, la Dymo, una antigua libreta de notas que ya no uso y mi caja de luz para hacer fotos de mis trabajos.
Te parece que he ganado con el cambio? Tú qué más harías?
Este suele ser su aspecto cuando he acabado un proyecto y he recogido el material utilizado. Dejo sobre la mesa el tapete de corte y algunos productos de uso habitual.
Antes de irme de vacaciones este año tuve varios proyectos abiertos a la vez, así que cuando terminé me encontré con este desastre por ordenar:
No sólo la mesa estaba llena de cosas. Utilizaba una estantería negra en la que caben muchísimos objetos y que me permitía tenerlo todo al alcance de la mano. Cuando la puse, sabía que sería un recurso temporal. No me gustan los objetos a la vista, porque dan la sensación de desorden, y al que nunca puse cajas cerradas porque aunque mejoran el aspecto, para mi es más complicado encontrar los objetos en grandes contenedores. Pero si además se une a varias jornadas intensas de trabajo y olvidar la regla de colocar cada objeto en su lugar..... sucede esto:
Así que había llegado el momento de cambiar esta estantería por otro mueble más útil y adaptado a mi estilo de trabajo. Dediqué varios días a tomar medidas y planificar lo que quería guardar. Este pequeño espacio está en mi dormitorio. Eso significa que además debo colocar muebles que ocupen poco y no destaquen respecto al resto del dormitorio (en las fotos verás un mueble en color madera que también cambiaré en unos días....).
Hasta aquí, el Antes. He tomado algunas fotos del Durante, para que veas que he necesitado tiempo y espacio para recolocar todos los objetos. Uno de mis mayores retos ha sido poder guardar casi todos los objetos en en nuevo mueble.
Algunos objetos sobre la cama y el escritorio, mientras lo sacaba todo de la antigua estantería.
El nuevo mueble (el blanco de cajones) ya montado y listo para empezar a llenarlo. Tuve que poner los dos en paralelo durante varias horas para dejar espacio en la habitación y hacer el trasvase de materiales.
Por fin, reto conseguido!! En esta foto puedes ver cómo queda la cajonera y cómo he despejado la mesa por completo respecto a la imagen que tenía habitualmente. Ahora cuento con más espacio para trabajar cómoda.
Una imagen desde la puerta de la habitación (el mueble de fondo será sustituido :) )
Te apetece ver cómo ha quedado organizado el material? Primero una imagen del exterior
Aquí, algunos regalos que me han hecho mis amigas del hilo Técnicas de Scrapbooking de Facilísimo este verano, y que decoran la zona superior del mueble.
La cajonera tiene cinco cajones estrechos y cuatro cajones anchos, de arriba a abajo. Verás que muchos objetos están ordenados en cajas. Eso me permite sacar la caja que necesito para trabajar con ella y volverla a guardar de modo organizado y rápido. Para mi es más sencillo trabajar con cajas pequeñas que puedo mover de un lado a otro que tener que buscar en grandes contenedores un único objeto.
El primero de los cajones es el más vacío -por el momento- y sólo guarda una carpeta con troqueles.
En el segundo cajón: una caja blanca y naranja con cartulinas de colores embosadas. Una cajita con Stickles, otra cajita con algunas pequeñas herramientas, y las tintas con sus almohadillas.
Tercer cajón. Aquí guardo los elementos decorativos como botones, lazos, doolings, piedras brillantes (en la caja que está a la derecha), etc. Poco a poco sustituiré los botes por otro tipo de recipientes, según vaya necesitando sitio.
Cuarto cajón. En los pequeños envases del fondo guardo los charms, brads, cascabeles, etc. En la caja de colores del fondo están los elementos de embossing, en la blanca está la crop-a-dile y los eyelets.
En el último cajón estrecho, y que queda al alcance de la mano, tengo las toallitas, algunos sellos de madera y los pegamentos.
En el primer cajón ancho he guardado mis troqueladoras, algunos pegamentos más altos, y un par de botes de pintura acrílica que seguramente cambie de lugar.... La caja negra es de tela y plegable. Así si en algún momento crece la adquisición de troqueladoras y decido sacarlas de la caja negra para ocupar todo el cajón, puedo doblarla y almacenarla sin que apenas ocupe espacio.
El segundo cajón ancho guarda las flores y los pads pequeños de papeles de scrapbooking. Entre mis próximos planes está organizar las flores y no sólo que estén todas juntas.
En el penúltimo cajón guardo mi primera caja alterada donde están todas las cintas y encajes. A su lado, una caja de madera con stickers, esquineros, pegatinas, etc.
El último cajón por el momento, está reservado a objetos de poco uso. Algunos materiales de oficina, la caja de cintas que acabo de vaciar y que me encanta, la Dymo, una antigua libreta de notas que ya no uso y mi caja de luz para hacer fotos de mis trabajos.
Te parece que he ganado con el cambio? Tú qué más harías?
miércoles, 4 de julio de 2012
Orden en el espacio de trabajo
Como cada año, llega el verano y con él, las vacaciones. Al igual que en primavera realizamos una limpieza global de nuestra casa, la temporada estival trae consigo el orden en el espacio de trabajo.
Suele estar lleno de restos de papeles, herramientas, objetos decorativos y para decorar....
Para que la creatividad pueda fluir y que cada trabajo sea único, realizo limpiezas y ordeno el material después de cada proyecto, por lo que de modo habitual suele parecerse más a esto:
Este lugar puede ser la oficina, nuestro despacho o el rincón de trabajo que tenemos en casa. El orden y la limpieza de este espacio nos permite abrir espacio a la creatividad y trabajar con mayor comodidad. También nos ayuda a liberar de "cabos sueltos" nuestra mente y salir de vacaciones con la sensación de tener todo el trabajo bajo control. De este modo, "cargamos pilas" más en profundidad y al regresar al puesto de trabajo, el espacio no será un lugar que nos agobie y que nos recuerde lo mucho que nos queda por delante. Será una ampliación de ese oasis en el que hemos pasado los meses de verano y trabajaremos mejor.
Se puede comenzar por mirar todos los documentos y papeles, reciclando los inservibles, digitalizando la mayoría de los que quedan y conservando solo una pequeña parte en papel. También podemos deshacernos de los mil y un cachivaches que vamos acumulando en cajones o sobre la mesa. Podemos reorganizar muebles, cambiar contenedores y ordenar de otro modo el espacio.
Aunque esta labor se debe hacer en profundidad una vez al año y te sugerimos que sea en esta época si tu trabajo te lo permite, también puede realizarse una organización más pequeña de modo periódico.
Hoy traigo como ejemplo mi escritorio. Los que me seguís a través del blog Cáscara de Papel, sabéis que no paro de hacer nuevos trabajos, al menos una vez en semana. Cuando acabo uno de estos trabajos, mi escritorio suele parecerse a esto:
Suele estar lleno de restos de papeles, herramientas, objetos decorativos y para decorar....
Para que la creatividad pueda fluir y que cada trabajo sea único, realizo limpiezas y ordeno el material después de cada proyecto, por lo que de modo habitual suele parecerse más a esto:
En momentos como el periodo veraniego, con más tiempo, este espacio irá cambiando para adaptarse a mis actuales necesidades y sufrirá una organización mayor. Espero poder enseñártela en unas semanas.
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