Comprar nos cuesta dinero. Es bastante habitual que miremos mucho el precio de las cosas para tomar decisiones de compra. En algunos casos lo hacemos sin pensar (ropa) y en otros, le damos muchas vueltas (una casa, un coche...).
Pero una vez realizada la adquisición, o aceptado el regalo que nos han dado, no pensamos en su coste de mantenimiento.
Todos los objetos que entran en nuestra casa tienen un coste oculto en el que no pensamos cuando dejamos que entre:
- Buscarle un lugar
- Limpiarlo
- Organizarlo
- Mantenerlo
- Regarlo o darle de comer (plantas, animales)
- Comprar y sustituir pilas y baterías / o pagar por electricidad para que funcionen
- Comprar repuestos o accesorios
- Moverlos (y si te mudas?)
Nos cuesta espacio y dinero, pero también energía y tiempo personal.
No somos dueños de nuestros objetos: los objetos son dueños de nosotros. Nos quitan mucha energía, mental, física y económica.
Reducir la cantidad de objetos innecesarios de nuestra vida, en definitiva, nos ayudará a ahorrar dinero: menos costes de mantenimiento en seguros, reparaciones, sustitución y si no compramos, no gastamos... Y nos aporta energía y tiempo libre: se limpia en menos tiempo, todo está más recogido, es más rápido y fácil ordenar.
Solo tenemos que pensarlo dos veces antes de comprar algo nuevo o dejar entrar cualquier cosa en nuestro hogar. Para mi ha sido uno de los primeros y más visibles beneficios de mi vida minimalista.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo!
Gracias Marta, bienvenida :)
A veces cuesta hasta deshacerte de ellos ^^
Es cierto Esther, pero es una cuestión de desapego. Hacerlo poco a poco, primero con lo que menos nos cuesta e ir aumentando. No hace falta deshacerse de todo lo que tenemos, sino de lo que verdaderamente no es útil para nosotros.
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