Si la entrada a casa es el lugar donde tú, tus hijos e incluso el perro lo dejáis todo, no intentes luchar contra ello. Haz que esta tendencia trabaje para ti construyendo, comprando o adaptando algo que te ayude a organizar el desorden. Donde hay humo, normalmente hay fuego. Si una estancia está empezando a acumular cosas, la probabilidad dice que que en no mucho tiempo se convertirá en un problema.
Por ejemplo, pon una cesta o cubo para cada miembro de la familia (si tienes un perro, la suya estaría a la altura más baja o en el suelo), o cuelga perchas o estantes para cada persona (incluso deja que cada uno decore la suya).
Lo importante es probar y ver si estas soluciones encajan contigo. Y cuando lo hacen, todo fluye diariamente y la vida es más fácil y requiere menos esfuerzo.
Organizar, cuando se hace correctamente, sale de modo natural y tiene sentido para ti. Es por eso que ponemos las cosas donde creemos que las vamos a buscar o donde queremos que estén.
Observa el patrón de tu comportamiento, y piensa en el mejor sitio para dejar las cosas según como vives, te gusta y trabajas, y después organiza a su alrededor.
Esta manera de ordenar implica que no tendrás que hacer demasiados cambios en tu forma de vida para estar organizad@. Por supuesto, tendrás que hacer algunos ajustes, pero si tienes que rehacer o repensar todo, nunca serás capaz de mantenerlo.
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