Este síndrome conductual, más conocido por su acrónimo en inglés ADHD (Attention-Deficit Hyperactivity Disorder) o ADD (Attention-Deficit Disorder), afecta a entre un 5 y un 10% de los niños y jóvenes, aunque su caracter es crónico y continúa durante la edad adulta. Además, es 3 veces más frecuente en varones.
Es un trastorno neurológico de origen genético. De hecho es hereditario en un 80% de los casos y quien lo sufre suele ser una persona muy inteligente.
El contexto familiar y la armonía psíquica de cada individuo hace que el trastorno se presente con mayor o menor intensidad. Por ello, es importante que los padres y los profesores, que son los que más tiempo pasan con los niños, detecten estos síntomas y diagnostiquen anticipadamente el trastorno para poder tratarlo y mejorarlo para ser más llevadero durante la edad adulta.
En el caso del ADHD, el diagnóstico es más precoz y frecuente. Los síntomas más habituales en una persona con ADD/ADHD son:
- Dificultad para sostener la atención por un periodo
- Impulsividad
- Hiperactividad (en algunos casos)
- Trastornos de la conducta social y escolar
- Dificultad para postergar las gratificaciones
- Dificultades para mantener cierto nivel de organización en la vida y en las tareas personales
- Daño crónico de la autoestima
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