Crea zonas basándote en la actividad que se realiza en ellas, y organiza de acuerdo con ellas.
Organizar es como planificar una pequeña ciudad. Tienes una biblioteca (donde están los libros), una ferretería (para las herramientas), la lavandería (donde lavas, secas y doblas la ropa), la tienda de ropa de hogar (el armario de las sábanas y toallas), un restaurante (la cocina y zona de comedor), una tienda deportiva (tu mini-gimnasio), lavado y reparación del automóvil (donde están las herramientas del coche), la oficina (en este caso, tu pequeña oficina en casa), un banco (donde pagas las facturas y llevas a cabo las gestiones financieras), trastero o almacenamiento (donde guardas cosas de valor, pero que apenas se usan)...
Presta atención a cada habitación y divídela en zonas según las actividades que en ella se realicen. Ya sabemos que debemos almacenar los objetos cerca de donde van a ser utilizados y, además, los similares deben estar juntos.
El modo de saber dónde poner algo es decidir qué haces donde y qué cosas son necesarias para llevarlo a cabo, y después de eso organizar. Por ejemplo, el mando a distancia, la guía de televisión y tus gafas podrían estar en una cesta junto al sofá donde ves la televisión.
Cada habitación o una parte de ella debe tener un propósito, siempre según tu forma de pensar. Intenta no mezclar los objetos de una zona con las de otro: la ropa de cama no debería mezclarse con las herramientas, por ejemplo. De este modo lograrás zonas de relax y donde puedes concentrarte, trabajando sólo con el material necesario.
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1 comentario:
Ainsss... tan fácil... y tan difícil!!
Pero,como siempre lo tendré muy en cuenta!
Gracias por los consejos una vez más!
Besos,
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