Es mucho más sencillo decidir qué va con qué y dónde encontrarlo de nuevo cuando agrupas los objetos que son similares, ya sea en una caja, cesta o cubo.
Muchas cosas pueden ser agrupadas por tipo, categoría, uso, proyecto al que pertenecen, la energía que tienen o lugar que ocupan.
Imagina que eres una persona que trabaja con diferentes clientes. Bastaría con tener agrupados los documentos y objetos de cada cliente en un lugar. De este modo, cuando ves a esta persona, bastará con llevar o coger esa caja con todo el material para tener toda la información.
Funciona igual si eres de esas personas que suele apilar documentos u objetos. Hay gente que necesita ver las cosas para recordar que las tiene o que están ahí. Y sus habitaciones y despachos se convierten en un amasijo de papeles. Si apilas estos documentos por categorías o grupos, será luego más sencillo encontrar lo que buscas. Para algunos, es más sencillo archivar que apilar.
Pero si creas montañas de documentos y utilizas divisores, carpetas de colores, algún contenedor, estantes, cilps, notas estilo post-it, etc., bastará un simple cartelito sobre cada pila que indique lo que hay en ella para localizar lo que necesitas. Así, también, será más fácil añadir un nuevo papel a la pila con orden y control.
1 comentario:
Totalmente de acuerdo, además cuando metemos en un mismo lugar las cosas que son parecidas, o que son para un mismo uso, o que tienen el mismo color, etc. No os da sensación de calma?
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